28 de enero de 2007

Un inesperado regreso

Sin dudas, la empresa que exige más valentía, no es la insensata de la guerra, ni la incierta del amor: es la de cambiar (cambiar uno, cambiar de vida). El coraje (la capacidad de actuar a pesar de la tremenda presencia del miedo) es una de las cualidades que más admiro. Claro, la recompensa parece extraordinariamente gratificante; es como un tesoro que está ahí, al alcance de la mano de los valientes. Sin embargo, algunos de nosotros, los más débiles -o los más cobardes-, actuamos como si alcanzarlo fuera completamente impensable, como si se nos interpusiera un abismo imposible de cruzar, y el simple hecho de considerar esa idea no fuera más que una excentricidad dolorosa e innecesaria.

12 comentarios:

Cecilia dijo...

Apareció!!
Que bueno leerlo!!

No sé si es la más... (no creo en las generalizaciones). Si, es una empresa difícil esta de cambiar. Pero creo que tomar conciencia de la necesidad es el primer paso y después hay que seguir caminando, esforzándose todos los días.

Un beso y éxitos!!!!

Geb dijo...

Y cada vez es mas complicado hacerlo...
Quería que "cambiar" sea mi palabra clave en éste año... Usted me hace ver como todo un temerario ahora...

Saludos!

Wakefield dijo...

Excelente descripción de nuestra pusilanimidad cotidiana. Todos queremos cambiar, pero ¿cuántos se animan?

¡Saludos!

gerund dijo...

brindo por su regreso! los inesperados son los más mejores!

:)

Fender dijo...

Vengo por recomendación de la chica que firmó exactamente antes que yo. Si volvió, no lo noto. je.

Y sí, de acuerdo al contenido de su post, afirmo que el problema de cambiar es que uno sabe hace bastante que es bueno hacerlo, pero no se anima a cambiar ESTAS consecuencias de no cambiar por AQUELLAS de hacerlo.
Qué le vamos a hacer...

Sr. Nadie dijo...

Cecilia:
Claro, yo también creo que las generalizaciones son malas; el problema es que esto también constituye una generalización: sálveme, quedé atrapado en una paradoja! :P
Gracias por los deseos, un beso.

Geb:
Temerario es el que no tiene miedo, así cualquiera. Suerte con el cambio, entonces!
Saludos!

Wakefield:
¿Pusilánime? no generalice, eso lo dirá por MI! jaja.
Saludos!

Gerund:
Vamos, no nos engañemos: lo que usted quiere es brindar.
Salud!

Fender:
Adelante, pase, bienvenido (tengo que arreglar la comisión con Gerund...)
Es como usted dice. Siempre cabe la posibilidad de que el cambio resulte para PEOR.
Saludos, ya pasaré a visitarlo (debo un montón de visitas a amigos que han pasado por aquí; voy a ver si me pongo al día)

Cecilia dijo...

Lo saco de la paradoja: para todo lo que las palabras no resuelven, un beso y un abrazo son la solución.

Un beso y un abrazo y basta de pensar y pensar :)

Beso.

FL dijo...

Seguro que existe algún odioso libro de autoayuda para solucionar este tema, una receta del "Cambio para cobardes" o "Conviértase en el que siempre quiso ser"...
Como me gusta llevar la contraria, recomendaría primero reforzar la autoestima, y después veamos si lo que falta es o no valentía. Al fin y al cabo no hay que confundir el coraje con la temeridad.

Alex dijo...

me interpretaste

Sr. Nadie dijo...

Cecilia:
Encontró la manera perfecta de rescatarme. Gracias, le retribuyo el abrazo y el beso!!

Fodor Lobson:
Somos por lo menos dos (a los que nos gusta llevar la contra digo...)
Saludos!

Alex:
Pero, ¿todos queremos cambiar? Al final, no vamos a reconocer a nadie...
Beso!

Alex dijo...

no sé quiénes quieren cambiar, yo así estoy bien y no creo en el cambio de la esencia, creo que cada vez nos parecemos más a nosotros mismos ;)

Cuni dijo...

Qué difícil es para algunos (me incluyo) "no pensar", no? Pero no se aflija, por algo Pepsi tiene como slogan "Animarse a más", hay que tomar Pepsi y ver qué pasa. Saludos

Sepan disculpar. Mejor, léanse unas minisagas
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