No es que yo tenga algo en particular en contra de las insufribles temperaturas tropicales que disfrutamos estos días pasados -de las cuales tomé nota, sin ir más lejos, en el post inmediato anterior, que data de esta madrugada-; pero esta tarde, al tomar contacto con la calle, me sorprendió un delicioso frescor, casi irreal, que me transportó a otras épocas o lugares más gratos, como quien comienza a despertar de un mal sueño.
5 de enero de 2007
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9 comentarios:
Y se le pasó la insolvencia!!!!!
Estuvo más llevadero el día.
Esta noche no se olvide de poner los zapatitos, pasto y agua para los camellos...
Cecilia:
Sí, pude refinanciar mi deuda.
Y si bien soy bastante escéptico en lo referente a la Navidad y Papá Noel, tampoco soy un monstruo: ¡claro que creo en los Reyes, y puse los zapatitos...!
Disculpe, la dejo porque me voy a jugar.
no sabia donde promocionarme...
asi que tome this blog
espero no le moleste el spam
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noo no se adelante, dos o tres direccionamientos es suficente
Jajajajajaja!!!
¿Cómo anda con los tributos? ¿Al día?
Lo agregué a mis links. Realmente me reí mucho leyéndolo.
Que se divierta con sus chiches. Yo me divierto con los míos.
A mí me pasa algo parecido a fines del invierno, cuando después de mucho tiempo vuelven los días templados: una curiosa mezcla de bienestar físico, alegría de vivir, esperanza irracional y punzante melancolía. Por suerte se me pasa pronto.
Autopromoción:
Sí, evidentemente no sabía dónde promocionarse.
Saludos!
Cecilia:
Gracias por el linkeo. Me alegro de que los Reyes le hayan cumplido (se vé que se portó bien durante el año.)
Saludos!
Wakefield:
Sí, es una suerte. Además, falta mucho para que se repita esa época espantosa; muchas cosas sucederán antes, por ejemplo, otro invierno.
Saludos!
sabés que síííí!!!
Hay pocas cosas tan hermosas para mí que la comprobación de la llegada del otoño, je
Coincido: el otoño es mi estación favorita (suponiendo que exista tal cosa.)
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