Entre las numerosísimas y apasionantes ventajas que ofrece la nueva versión de Blogger se destaca, sin lugar a dudas, la posibilidad de asignarle a cada post -disculpen el anglicismo- uno o más de estos elementos clasificatorios, organizativos, burocratizantes, denominados -con mucho tino- "etiquetas" o "labels" (vuelvan a disculparme, en caso de que lo hubieran hecho recién; si no, háganlo ahora, por favor. Gracias). Permítanme en este punto cometer una pequeña digresión, o incluso dos; una motivada por la nostalgia -e involuntariamente alusiva a estas fechas-, y la otra por cierta deplorable debilidad personal.
Una. La palabra "etiqueta" me remite automáticamente a la tierna época de la infancia, más precisamente a aquel universo de guardapolvos blancos, lápices de colores y cuadernos Rivadavia de tapa dura forrados en papel araña: estos últimos, justamente, lucían un rectangulito de papel autoadhesivo, ubicado en un lugar variable de su tapa (no sé si esto me caracterizaría como un niño "conservador", pero debo confesar que yo lo pegaba en el vértice superior izquierdo, en posición estrictamente horizontal, descartando así la osada variante "oblicua"); en dicho papelito se consignaba, con prolija letra manuscrita, el nombre y grado del párvulo propietario del cuaderno.
La Otra. Su equivalente en lengua inglesa, "label", establece en mi imaginación una correspondencia unívoca con una franja de papel -esta sí, oblicua en su disposición relativa al objeto que adorna- cuyo color señala con una simpleza admirable el grado de añejamiento del contenido de aquel objeto (roja= 8 años; negra= 12 años). En este caso, el barbarismo label podría tolerarse en consideración al origen escocés del producto en cuestión, aunque supondría adoptar un criterio absurdo.
Pero volviendo al importantísimo tema central (o sea, las etiquetas de la nueva versión de Blogger): además de las propiedades que de forma un tanto tendenciosa les adjudiqué al introducir el tema, y que refieren a su hipotética funcionalidad, se me ocurre que estos novedosos dispositivos ofrecen al bloguista mediocre una oportunidad perfecta para ejercer el ingenio -ese hermano bobo de la inteligencia-. Resulta pertinente recordar que aquella actividad ya es profusamente practicada por los cultores del bloguismo estándar en el nombre, la dirección URL -perdón, LRU: Localizador Uniforme de Recurso- y la descripción de sus blogs, y en el título -cuando no en el contenido mismo- de cada una de sus preciosas entradas (o posts).
Yo no pienso perderme esta oportunidad, ¿y ustedes?
Una. La palabra "etiqueta" me remite automáticamente a la tierna época de la infancia, más precisamente a aquel universo de guardapolvos blancos, lápices de colores y cuadernos Rivadavia de tapa dura forrados en papel araña: estos últimos, justamente, lucían un rectangulito de papel autoadhesivo, ubicado en un lugar variable de su tapa (no sé si esto me caracterizaría como un niño "conservador", pero debo confesar que yo lo pegaba en el vértice superior izquierdo, en posición estrictamente horizontal, descartando así la osada variante "oblicua"); en dicho papelito se consignaba, con prolija letra manuscrita, el nombre y grado del párvulo propietario del cuaderno.
La Otra. Su equivalente en lengua inglesa, "label", establece en mi imaginación una correspondencia unívoca con una franja de papel -esta sí, oblicua en su disposición relativa al objeto que adorna- cuyo color señala con una simpleza admirable el grado de añejamiento del contenido de aquel objeto (roja= 8 años; negra= 12 años). En este caso, el barbarismo label podría tolerarse en consideración al origen escocés del producto en cuestión, aunque supondría adoptar un criterio absurdo.
Pero volviendo al importantísimo tema central (o sea, las etiquetas de la nueva versión de Blogger): además de las propiedades que de forma un tanto tendenciosa les adjudiqué al introducir el tema, y que refieren a su hipotética funcionalidad, se me ocurre que estos novedosos dispositivos ofrecen al bloguista mediocre una oportunidad perfecta para ejercer el ingenio -ese hermano bobo de la inteligencia-. Resulta pertinente recordar que aquella actividad ya es profusamente practicada por los cultores del bloguismo estándar en el nombre, la dirección URL -perdón, LRU: Localizador Uniforme de Recurso- y la descripción de sus blogs, y en el título -cuando no en el contenido mismo- de cada una de sus preciosas entradas (o posts).
Yo no pienso perderme esta oportunidad, ¿y ustedes?
15 comentarios:
¡Maldición!
me engañaron con los espejitos de colores... Yo sí me prendí a lo de las etiquetas... pero claro, ya habíamos hablado de esto, estimado Mr.K, en general los blogggggers tendemos a la mediocridad. Lo pongo así con muchas Gs porque hoy me levanté con incontinencia consonántica.
Pero Ud. todavía está a tiempo de escapar de las garras de la mediocridad labelística. NO se deje atrapar, K, ¡huya!
la verdad que no le dimos ni pelota jejejeejejj
lo que más nos puso contentas por ahora es que logramos sacar esa maldita barra de búsqueda del beta...
vamos por más! jejeje
yo pienso que usted es de lo más simpático y no entiendo como no se unió a Malas Ondas
:)
Fodor:
Vea, todo Bloguer es espejitos de colores. Respecto de las etiquetas, el problema es que mis posts no tratan sobre ningún tema, por lo que me resultaría difícil clasificarlos. Y aceptaré su consejo: ya me pianto!
Nefastas:
¿Cómo?¿van a desaprovechar un beneficio tan fantástico? A la barrita de navegación alguna vez la saqué, sí...después, en un cambio de plantilla, quedó y no me molesté más.
Gerund:
Es verdad, soy de lo más simpático...recién se da cuenta?
No me uní a Malas Ondas porque:
a) Tengo una excesiva Buena Onda
b) No fui invitado :(
c) Soy de lo más simpático (ver también el punto a)
¡Mire usted! No me había dado cuenta. ¿Yo también puedo tener etiquetas en mi blog? ¿Y para qué sirven, o sea?
Me quedo con el recuerdo de los cuadernos forrados con papel araña y las etiquetas de borde de color haciendo juego.
A usted le gusta mucho tocar el tema de la mediocridad. ¿A qué se debe?
Beso.
tenés razón con lo de label y no me había dado cuenta!
Las etiquetas podrían servir para promover el bloguismo mediocre. De paso, se evita el problema de tener muchos rótulos en danza. Y se enfatiza el mensaje. ;)
Qué astuto! (la astucia es prima de la inteligencia pero no boba, eh?, ojo)
por favor, K.: usté siempre está invitado a malas ondas. pase por ahí, revise un poco, vea las distintas categorías, y súmese a la que más le guste...
:D
Buenas, disculpen la demora (voy a poner una máquina de café, para la próxima.)
Wakefield:
¡Claro que usted también puede! Para qué sirven...bueno, yo aventuro que para lo que sirven todas las etiquetas. O sea...eehh...
Cecilia:
El borde y los renglones del color correspondiente, tiene usted razón. Respecto a su pregunta: a la realidad. Pero más bien era un chiste, lo que escribí; no me tome muy en serio. Beso.
Alex:
Usted se refiere concretamente a label en tanto elemento característico de J.W., no?
Z...:
De eso se trata, justamente. Aunque temo que la mía sea una prédica superflua, innecesaria.
Cuni:
Esuché hablar de ella, sí. Está buena?
Gerund Off:
En breve andaré por allí, entonces; gracias por la invitación. Y qué es eso de off? eh? eh?
Aclaro (como si hiciera falta), que cuando hablo de los cultores del bloguismo estándar, quiero decir "nosotros, los cultores del bloguismo estándar").
¡Saludos!
efectivamente, tras escribir el post, uno se enfrenta al vacío existencial de esa ventanita que le propone autoclasificar su texto. La vengo dejando de lado con entusiasmo.
Desde ayer soy beta y no me lo tomè con la gracia y simpatìa que lo hizo ud... Me cayò gordo que blogger me obligue a pasarme a beta para postear, y una vez convertido, perdì las ganas de postear y mi blog sigue siendo la muerte.
Ya chusmearé que onda el Beta...
Saludos!
Ulschmidt:
¿Vió? Pero vamos, anímese, autoetiquétese! Ayer pasé rapidito por ahí, debo volver con más tiempo -le reitero mi queja: usted es muy prolífico!-
Geb:
Qué cuenta. Yo me lo tomé con humor porque me resultó leve, aunque coincido con usted en que fué medio desagradable la alternativa "migración o muerte". Ánimo!
Publicar un comentario