Comienzo a sospechar -no sin cierta melancolía- que los días de esplendor del bloguismo ya son cosa del pasado.
Sí, amigos; este humilde bloguista cree vislumbrar en el panorama actual del gremio señales inequívocas de su decadencia: la deserción y -no quisiera sonar truculento- presumible muerte violenta de bloguistas notables; cierta negligencia de la comunidad blogueril en el ejercicio de procedimientos ruines pero vitales para el sostenimiento de la actividad (como el "posteo" regular y superfluo, o el comentarismo proselitista); la ya obscena fuga de "cyber-talentos" hacia otras ramas del Arte y la Cultura -Twitter y Facebook, principalmente-; en fin, cosas así.
¿Obedece esta tristísima situación a causas puntuales? ¿O el bloguismo -al igual que todos los procesos naturales, biológicos o culturales- no hace más que cumplir su ciclo, en cuyo caso se trataría de un ciclo brevísimo y -temo- intrascendente? ¿Nos encontraremos un buen día preguntándonos si el bloguismo fue sólo una moda?
¿Es posible que los bloguistas -que técnicamente podrían considerarse seres humanos- estén comenzando a modificar, o tal vez sincerar su postura frente a una forma de expresión -llamémosle- que de pronto se les revela como carente de sentido, o por lo menos terriblemente embolante? ¿Estarán acaso reencauzando todo ese hipotético tiempo y esfuerzo disponible hacia ocupaciones menos demandantes y en teoría más gratificantes, como ver el cable o "atender a la patrona"?
Carezco de respuestas para estos interrogantes. Incluso ya carezco de respuestas para interrogantes que todavía no se han formulado. Me limito a contemplar el fenómeno, y en un mismo acto, documentarlo y contribuir a su consolidación.
Sí, amigos; este humilde bloguista cree vislumbrar en el panorama actual del gremio señales inequívocas de su decadencia: la deserción y -no quisiera sonar truculento- presumible muerte violenta de bloguistas notables; cierta negligencia de la comunidad blogueril en el ejercicio de procedimientos ruines pero vitales para el sostenimiento de la actividad (como el "posteo" regular y superfluo, o el comentarismo proselitista); la ya obscena fuga de "cyber-talentos" hacia otras ramas del Arte y la Cultura -Twitter y Facebook, principalmente-; en fin, cosas así.
¿Obedece esta tristísima situación a causas puntuales? ¿O el bloguismo -al igual que todos los procesos naturales, biológicos o culturales- no hace más que cumplir su ciclo, en cuyo caso se trataría de un ciclo brevísimo y -temo- intrascendente? ¿Nos encontraremos un buen día preguntándonos si el bloguismo fue sólo una moda?
¿Es posible que los bloguistas -que técnicamente podrían considerarse seres humanos- estén comenzando a modificar, o tal vez sincerar su postura frente a una forma de expresión -llamémosle- que de pronto se les revela como carente de sentido, o por lo menos terriblemente embolante? ¿Estarán acaso reencauzando todo ese hipotético tiempo y esfuerzo disponible hacia ocupaciones menos demandantes y en teoría más gratificantes, como ver el cable o "atender a la patrona"?
Carezco de respuestas para estos interrogantes. Incluso ya carezco de respuestas para interrogantes que todavía no se han formulado. Me limito a contemplar el fenómeno, y en un mismo acto, documentarlo y contribuir a su consolidación.