Siempre pensé que, si pusiera en ello suficiente empeño, podría volar -no, no es una metáfora-; hasta ahora, claro, mi proverbial desidia me ha protegido perfectamente de una desilusión tan definitiva y devastadora.
25 de febrero de 2007
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11 comentarios:
Ahhh! La neurosis...
ve cómo la desidia a veces anda lo más bien...?
debería pensar algo ingenioso que comentar, pero me da fiaca.
a veces la pereza nos protege de nosotros mismos, gracias por hacerme dar cuenta, le voy a pedir a los del gym que me devuelvan la guita :)
amor profano
Cuando yo era chica me moría por tener piernas muy largas. Y entonces, cuando dormía estaba convencida de que si lo pensaba con el suficiente esmero, me estiraría centímetros por arte de magia.
Hoy se que eso se llama hormona de crecimiento y que se comercializa. Claro que el tratamiento sale una fortuna y se justifica en casos como los de Messi, pero en fin. Que la hay, la hay.
Creo que hay cosas que no dependen ni del empeño ni de la desidia.
Beso.
menos mal, menos mal
(se ha salvado ud. de poner suficiente empeñado en quedar... empeñado)
saludos!
Me parece más desvastador el reconocimiento de la propia desidia proverbial. Lo siento, hoy no soy "polite" (porque me veo reflejada). Saludos
Gracias todos, saludos...
(...también me impide comentar.)
Espero que esté bien.
Le mando un beso y le agradezco la alegría que con los escritos del blog me dio (al menos eso me pasó a mi). Todos atrás del personaje o del nombre tenemos una historia que vamos viviendo. Su forma tan piola de escribir me alegró más de una vez.
El post que sigue no lo entiendo (¿habrá aclaración?)
Besos y muchas buenas ondas!!!
Èxitos!!!
Cecilia: Gracias; no, no habrá -disculpe-; beso.
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