En lo que constituye una inesperada confirmación del dicho popular, me atrevo a afirmar que Dios es argentino. Bah, vive acá. Si bien es incapaz de hacer el mal -lógico, que clase de Dios sería, si no-, es incapaz de impedirlo (bueno, no es que sea incapaz, por definición es omnipotente; digamos que no está incluído en su Plan). Lo que sí puedo asegurar es que es malhumorado, distraído, un poco nostálgico -cualidad que resulta un tanto extraña aplicada a Él, porque remite a cierta temporalidad; mejor digamos tristón-, y muy arbitrario, por supuesto.
Y creo que está un poco hinchado las pelotas, y por ahí en un momento deja de pensar el Universo -o se olvida-, y al carajo todo, fuimos.
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(Leí por ahí que en un blog uno puede escribir la primera boludez que se le ocurra; y ahí sí, ojo porque puedo postear todos los días)
4 comentarios:
Ah pero entonces es argento, ¿Qué dudas te quedan? mira, falta que cobre un impuesto pa' entrar al paraiso y listo.
Es verdad, uno escribe la primera boludez que le vino a la mente pero ¡mierda que a veces estamos filosofos eh!
Z.: no me quedan dudas. Lo sé posta. Denserio.
Beso
Como se aplicó a sí mismo el libre albedrio. Me hiciste reir.
Besos
Y sí, Él pude hacer lo que se le cante.
Bienvenida, Ale.
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